La efervescencia del diseño español durante las últimas décadas no se entendería sin la aportación de un cada vez más nutrido grupo de creativas, cuyo trabajo es ampliamente reconocido dentro y fuera de nuestras fronteras.
La celebración el pasado 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer ha sido solo la excusa para conocer y compartir la visión y experiencias de algunas de ellas, nombres que, por derecho propio, son ya protagonistas en el mundo del diseño. Andrea Santamarina, Verónica Mar, Silvia Ceñal, Romina Gris y Gemma Bernal ponen voz al talento femenino del sector.
Logros y retos
“El papel de la mujer en la industria del diseño es indispensable”, comienza subrayando Andrea Santamarina. “Ahora hay un buen caldo de cultivo y, en las generaciones que van llegando, cada vez se dan a conocer más diseñadoras que no tienen que ir de la mano de ningún hombre para poner en marcha un estudio. Es el caso de Marta Ayala, Teresa Fernández Pello, Claudia Paredes o Irene Infantes, por citar algunos nombres de una lista que no para de aumentar. Considero fundamental que las mujeres nos apoyemos y visibilicemos el trabajo de todas nosotras para alcanzar cuotas más cercanas a la igualdad”.
“Aún tenemos mucho camino que recorrer”, reflexiona Silvia Ceñal. Una opinión que comparte Romina Gris: “Los referentes que se citan en entrevistas o en las escuelas suelen ser masculinos. Al final, las futuras diseñadoras, aunque ocupen el 80% de las aulas (al menos, por ejemplo, en diseño de interiores) pasan a asumir papeles secundarios en el momento de firmar proyectos y ser reconocidas”.
Por ello, “la clave está en la educación, en sacar a la luz trabajos tan importantes como los de Sonia Delaunay (en sus diseños gráficos y textiles) o Ray Eames, por ejemplo”, incide Verónica Mar.
Pese a los desequilibrios, Gemma Bernal no aprecia dificultades significativas por razón de género en términos de oportunidades. Sin embargo, en su propio caso, el paso del tiempo y el contacto continuado con gente joven a lo largo de sus 27 años de docencia le han permitido ser consciente de ciertas limitaciones “propias de mi generación, y siempre relacionadas con la educación recibida”.
“Cada vez se está reconociendo más a la mujer como diseñadora”, opina Verónica Mar, y ello le ha abierto un infinito abanico de oportunidades, especialmente en el mercado exterior. “El 99% de mis clientes son internacionales (en Emiratos Árabes Unidos, EE. UU., Alemania, China, Japón…) y me representa una de las galerías más prestigiosas en cuanto a diseño de Nueva York, Les Ateliers Courbet”.
Para Andrea Santamarina, el apoyo de galeristas mujeres ha sido “indiscutible” para consolidar su trayectoria. “Las dificultades son muchas, pero es un trabajo absolutamente vocacional, una carrera de fondo en la que tienes que saber gestionar la incertidumbre y aprovechar las crisis para salir reforzada”.
Una visión distinta
“No creo que ser mujer haya sido un hándicap, más bien un valor para tener en cuenta. Si una empresa quiere ampliar horizontes o tener un punto de vista diferente, qué mejor que apostar por una mujer o por un joven diseñador. Y si confluyen ambos en una sola persona, mejor que mejor”, afirma Silvia Ceñal.
En opinión de Romina Gris, el valor de las diseñadoras es “una visión de la realidad cuanto menos diferente e interesante. Su relato es distinto al que estamos acostumbrados en esta sociedad patriarcal”.
“En general -asegura Gemma Bernal-, la mujer es más intuitiva, adaptable a las situaciones con las que se encuentra, y capaz de dirigir, organizar y moverse bien en la diversidad. Además, la preparación y conocimientos hoy son los mismos”.
“Aportamos el mismo valor que los hombres”, corrobora Andrea Santamarina. “La intención de ambos es llegar a tener una mirada personal que genere un valor no solo individual sino también colectivo (para el que lo mira o hace uso de ello, sin el otro no hay diseño posible)”.
“Me gusta creer que cada diseñador que entra en la industria aporta algo nuevo”, apostilla Silvia Ceñal. “Las mujeres damos otro punto de vista, aportamos una nueva imagen del diseño, más orgánico, un equilibrio necesario para la sociedad en igualdad”, matiza Verónica Mar.
Figuras de referencia
En su reflexión sobre el papel de la mujer en este sector, todas ellas coinciden en un punto: la importancia de los referentes femeninos y el efecto multiplicador que ha tenido la obra de precursoras como Ray Eames, Eva Zeisel y Lilly Reich.
Ellas abrieron paso al talento femenino en las distintas disciplinas relacionadas con el diseño, que en España ejemplifican nombres como Patricia Urquiola, Nani Marquina, Nina Masó, Mariví Calvo, Inma Bermúdez o Eva Prego. Figuras que Andrea Santamarina, Verónica Mar, Silvia Ceñal, Romina Gris y Gemma Bernal citan, entre otras, como fuente de inspiración.
